sábado, 18 de agosto de 2012

Análisis de Kinky boots


Si bien es importante el éxito de una empresa y la imagen que proyecte ante la sociedad, es más importante aún la imagen que proyecte hacia sus empleados, pues sin esta es muy difícil tener buena acogida ante la opinión pública. Son los empleados los que forman la empresa y no muros, son ellos los encargados de generar un buen concepto hacia su lugar de trabajo.

El buen trato de Charlie hacia sus subalternos, aceptar que son seres humanos con familias y problemas personales, fue lo que permitió una fidelización y un compromiso sentimental de ellos hacia la empresa y esto la llevó a progresar, acompañado de una información colectiva de las metas y los distintos cambios por parte de la compañía hacia sus empleados. 

Toda empresa tiene momentos de crisis, en los que se ve obligada a tomar decisiones radicales, su buen resultado depende de las habilidades y capacidades de sus directivos para planear y aplicar estrategias para superar las dificultades. En Kinky boots se evidencia este hecho al morir el señor Price y dejarle la empresa en quiebra a su hijo, que al principio pensó en cerrarla, pero gracias a una discusión con Lauren, quien entonces era su empleada, se le ocurrió la gran idea de cambiar el producto y su público objetivo, generando innovación en el mercado.

Son incontables los prejuicios sociales a los que se enfrenta alguien que piensa distinto a la masa, y más, si todo sucede en un entorno retrogrado y moralmente religioso como sucedía en la ciudad de Northampton, donde fue mal vista la idea de crear botas para travestis y drag queens, no solo por parte de algunos de sus empleados, sino también de la ciudadanía. Pero esto solo fue una pequeña disfunción a causa renovación de la imagen corporativa de Price Shoes, que pasaría a llamarse Kinky boots, al tener éxito en Milán, logrando una aceptación a las diferencias de las demás personas.

Charlie fue el primero en crearse prejuicios contra Lola, pero aun así lo escogió como su socio y no prosperó hasta que comprendió que Lola solo era un ser humano más pero con gustos y mentalidad distinta, esto permitió tratarlo como lo que era y no discriminarlo. Por medio de vivencias como está o como la de Don se fueron formando los valores institucionales de la empresa.

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